viernes, 23 de diciembre de 2016

#YoManchoYQué

Me he levantado esta mañana y me he encontrado un pequeño rastro de color rojo oscuro manchando la sábana. Con la mente confusa, puesto que acababa de despertar, tardé en llegar a la conclusión de que aquello era sangre. Entonces el poco ánimo con el que contaba decayó y no pude hacer más que mascullar una palabra no demasiado bonita que prefiero omitir.

Me puse en pie con desgana, sabiendo que no me quedaba más remedio que salir de la cama a pesar del frío que acechaba al otro lado del edredón, y un horrible y agudo dolor me recorrió desde las rodillas hasta la espina dorsal, haciéndose especialmente insoportable en la zona lumbar, núcleo del sufrimiento.

Ese primer recorrido desde la cama hasta el cuarto de baño fue una espantosa pesadilla en la que la distancia parecía no disminuir nunca y en la que el dolor se hacía más punzante a cada paso. Apretando la mandíbula y presionando mi vientre con el antebrazo izquierdo en un intento inútil de reprimir las ondas de agonía que ralentizaban y entorpecían mi cuerpo, conseguí al fin llegar a mi destino.

Preferiría no tener que narrar el momento en el quise bajarme los pantalones de pijama y resultaron estar pegados a mis muslos. Pero ahora ya está. Me senté en la taza del inodoro y jadeé y gemí de dolor mientras sentía bajar los coágulos de sangre y los trozos de endometrio y los oía caer en el agua.

Envolví mi mano en papel higiénico y me limpié; no fue suficiente papel y me manché parte del dorso de la mano, así como los dedos y las uñas. Me levanté del váter, tiré de la cadena con la mano limpia, me lavé las manos y volviendo a presionar mi vientre, ahora con ambos antebrazos, hice el camino de vuelta a la habitación.

Este último párrafo me llevó aproximadamente el mismo tiempo que los cuatro anteriores juntos.

Temblando por la temperatura anormal de mi dormitorio, el cuarto más frío y húmedo de toda la casa, me cambié las bragas y los pantalones de pijama por otras bragas y pantalones de pijama limpios y me puse una compresa de noche – a pesar de que era de día -- extra grande y extra gruesa con extra de absorción, sabiendo que era inútil y que tardaría como mucho tres horas en salirme por fuera y tener que cambiarme de bragas, pantalones y compresa otra vez.

Entonces fui a la cocina, el segundo cuarto más frío y húmedo de la casa, y me preparé un café con leche y magdalenas que disfruté malamente haciendo intermedios para llorar al lado de la estufa del salón. Entonces volví a la cocina, abrí el grifo del fregadero, llené medio vaso de agua helada y eché dentro un sobre de Ibuprofeno.

Me gustaría poder decir que el Ibuprofeno alivió mi dolor aunque fuera solo un poco. No fue así. El primer día es el más fácil. Aún me quedan cinco – 120 horas – de sufrimiento. A lo mejor ocho.

Estoy harta de tener que sufrir en silencio porque la menstruación sigue siendo un tabú. Estoy harta de que se achaque el mal humor de una mujer a su menstruación y estoy harta de no poder estar de mal humor cuando el dolor no me deja moverme – no es exactamente el momento más feliz de mi vida. No es la menstruación lo único que duele y no todas sufren cuando menstrúan. Y el hecho de suponer que una mujer está menstruando sólo porque está de mal humor suele contribuir a él.

Así que, por favor, gente que no menstrúa, dejad de ser tan gilipollas y daos un puñetazo en los genitales cada vez que tengáis ganas de hacer un chiste o un comentario ofensivo sobre algo de lo que no tenéis ni puta idea.

lunes, 5 de diciembre de 2016

¡Sigo viva!

Hace una eternidad que no escribo, lo sé. La verdad es que ni siquiera tengo una buena excusa, pero voy a decir que he estado ocupada con las clases de alemán aunque no sea del todo cierto. Me redimiré ahora resumiendo estos últimos casi seis meses en una sola entrada.

Empecemos por el principio (omitiendo mi poco fructífero verano): 

En septiembre decidí, un poco precipitadamente, no hacer 2º de Bach. este año, sino el que viene. A algunas personas les pareció un año perdido; a otras, una buena decisión. Yo estoy contenta. Pero al no cursar Bachiller, tenía que hacer otras cosas, así que me apunté a clases de alemán. Todo lo concerniente a este tema puede sintetizarse en una sola oración: "Deutschsprache ist wunderbar und bin ich auch".

En octubre cumplí los dieciocho (nada especial, sólo soy mayor de edad, yuju). También hice buenas migas con mis compañeras/os de alemán - sí, he socializado por fin - y me enganché a un anime - sí, otro más - que recomiendo seriamente pero que no voy a publicitar aquí porque mi mamá se enfada.

El mes pasado, creo, Heavy Metal Maniacs sacó una serie animada con Till Lindemann (ya sabéis, el cantante de Rammstein y amor de mi vida), y entre eso y Yuri on Ice!!! me estoy quedando sin neuronas.

Y este mes sólo puedo decir que me he enterado de que Rammstein viene a la península como cabeza de cartel del RESURRECTION FEST (que me queda mucho más cerca que Bilbao, Madrid o Barcelona) y que no quepo en mí de gozo. Además es muy probable que algunas personas de alemán vengan también. Qué pasa, es la primera vez que tengo amistades a las que les gusta R+, no estoy acostumbrada.


...Ahora que lo leo, parece que tengo demasiado tiempo libre. Pero creedme, no se nota.

martes, 28 de junio de 2016

Más orgullo y menos prejuicios



Otro año más, llega la fecha representativa de nuestra constante lucha, golpeando con un puño multicolor el duro cristal de la cúpula heteropatriarcal que cubre el mundo, cada vez con más fuerza. En plena flor del 2016, el arco iris de la libertad (me estoy pasando con las metáforas) tiene una presencia notable en muchos lugares del mundo que lo potencian y lo hacen suyo. En otros se oculta, se repudia y se apedrea.

Tras el reciente incidente en Orlando, el primermundismo occidental ha atacado de frente al islamismo, recalcando la estrechez mental del fundamentalismo islámico por encima de la propia homofobia. En especial la mayoría cisgénero ha manifestado su repulsión por esta religión comparándola con el indudablemente libre y tolerante cristianismo, y, concretamente en España, tanto las masas como los medios de comunicación se burlaron con indignación cuando Alberto Garzón culpó al heteropatriarcado, como si no fuera este una característica común a la mayoría de las religiones (con respecto a esto no puedo decir nada que no haya expresado ya a la perfección Barbijaputa en su artículo "Cómo va a ser culpa del heteropatriarcado si no sé qué es eso").

Sin embargo, el primermundismo occidental apenas si hizo caso a algún que otro primermundista occidental ajeno al islamismo que lamentó públicamente que no hubiesen sido más muertos, que manifestó su alivio por "la disminución de pedófilos en las calles" o que alegó que "matar gays no es delito", lo cual se convirtió en Trending Topic en Twitter.

¿Y eso? ¿También es culpa del islamismo? ¿O es culpa del heteropatriarcado?

Aunque no sé si es la existencia de esta gente o que haya tanta otra indiferente a ella. Cuántas veces me habrán dicho que los homófobos son una especie en peligro de extinción, o que soy una paranoica por ver tanto odio donde no lo hay, o que con todo lo que ha avanzado la sociedad ya no hay necesidad de salir del armario, menos siendo bi.

Y a mí me duele porque yo veo el odio y la discriminación, pero gran parte de la gente cercana no. Me he encontrado con profesorxs que dicen que la transexualidad es una enfermedad, que califican de morbosa la intersexualidad y dicen que "cuando nace un bebé intersexual sus padres tienen que escoger si va a ser niño o niña" - no por mal sino por desconocimiento, pero es lo que dicen al alumnado -, o que hablan de dos únicos géneros y dos únicas orientaciones sexuales; amigos que niegan la existencia de la próstata o que prefieren ignorarla por considerar su simple mención una ofensa a su virilidad, que siguen e imponen roles de género heteropatriarcales sin darse cuenta y una vez lo hacen rechazan un posible cambio de ideas; compañerxs que justifican su homofobia en un supuesto feminismo del que no participan alegando estúpidamente que las relaciones homosexuales (masculinas, se entiende) son discriminatorias para la mujer.

Pero yo soy la paranoica, la radical, la "feminazi bollera estalinista" que todo el mundo mira mal cuando dice "no hay mundo para gulags" después de años oyendo estas cosas a diario.

Nuestro colectivo lleva siglos y siglos sufriendo la discriminación de una mayoría que busca la monocromía. Nos han llamado enfermxs, invertidxs, promiscuxs, indecentes... y pese a que estamos ya en el siglo XXI no han dejado de insultarnos por algo que incumbe a cada unx y en lo que nadie más debería meterse. Pasará mucho tiempo hasta que el día en que la sexualidad carezca de importancia, pero hasta entonces debemos visibilizarla, dejar de ser una minoría.

¿No sería mejor dejar de criar a nuestras niñas y niños dentro de una serie de normas que nadie debería sentirse obligado a cumplir, sin presionarlos desde tan temprana edad a tener "novio" o "novia" - me encantaría saber para que quiere tener novio una niña de cinco años y viceversa - y siempre marcando el sexo que deben escoger en base al suyo? ¿Cuánto se conseguiría avanzar en la sociedad si se pusiera en práctica algo tan sencillo como eso?

Por otra parte, con respecto a "no por mal, sino por desconocimiento", creo que existe una gran cantidad de gente ya adulta que encaja a la perfección en esas palabras. Sé mejor que nadie lo agobiantes que pueden resultar esas personas ajenas a la comunidad no-hetero que aunque sienten una mínima curiosidad y no un rechazo abierto, están igualmente condicionadas por los estereotipos heteropatriarcales (me parece que estoy abusando de ese término) y pueden llegar a hacernos preguntas muy, muy, muy estúpidas - especialmente cuando las preguntas tienen relación con el ámbito sexual y el individuo en cuestión cree que todo gira alrededor de meter una cosa dentro de otra. Pero digo: seamos pacientes (si podemos) e intentemos abrirnos y ayudar a entender a aquella gente que no consigue comprendernos, limpiemos de estereotipos la imagen que tanta otra tiene de nosotrxs. Sintámonos libres de ser como queramos, comportándonos de acuerdo o no a "nuestro género" o cualquier otro. Hagamos visibles nuestros colores hasta que todo el mundo se acostumbre y nos deje estar.

Creo que no tengo más cosas obvias que comentar. Muchas gracias por leer y besos para todas y todos.


P.D.: este año no he podido ir al Orgullo por causas ajenas a mí. Profundamente desilusionada.

viernes, 10 de junio de 2016

Encuentra lo que amas y deja que te mate

El nombre del escritor estadounidense Charles Bukowski (nacido en Alemania como Heinrich Karl Bukowski) lleva grabado en mi cabeza desde una muy temprana edad, no porque hubiese leído su obra sino porque oía su nombre en todas partes aun sin saber quién era el tal Bukowski ni qué escribía.

El año pasado la revista "Kerrang!" publicó una entrevista a Till Lindemann (cantante de R+ y Señor Todopoderoso) en la que hablaba de Bukowski como su ídolo y decía algo así como que no habría podido escribir poesía sin él. Ni aun siendo el ídolo de mi ídolo se me pasó por la cabeza un solo momento leer algo suyo.
T. Lindemann trabajando
 
Pero para algo están las clases de Literatura Universal. Ayer, Esmeralda, la mejor profesora habida y por haber, nos pasó un par de hojas de poemas, todos sin el nombre del/la poeta y numerados. El timbre sonó cuando habíamos acabado de leerlos y Esmeralda nos preguntó cuál nos había gustado. Alguien tuvo tiempo de decir "¡el 2!" y ahí se terminó la clase. Pero yo me había quedado pillada con el 6 hasta el punto de tener la necesidad de saber quién lo había escrito, así que, antes de irme, fui hasta la mesa de la profesora y se lo pregunté. "Bukowski" me dijo, con un deje entre complacencia y confusión. Y entonces todo tuvo sentido. Comprendí por qué me había gustado el poema de Bukowski, comprendí por qué a Till Lindemann le gustaba Bukowski, comprendí por qué a mí me gusta Till Lindemann. "Conque Bukowski fue el Señor Todopoderoso antes que Till", fue lo que pensé. Las coincidencias -si es que lo son- siguieron apareciendo: Bukowski murió en el 94, año en el que Till Lindemann entró oficialmente en el mundo de la lírica.
 
Eso me ha llevado a pensar (que es lo único que hago por inercia) que si Till Lindemann supo adaptar tan bien el estilo de Bukowski a sí mismo y su arte, aun sin el reconocimiento mundial que reside en su obra, y mantenerlo vivo, yo que idolatro al sr. Lindemann (y ahora también a Bukowski) y lo(s) utilizo como referente a la hora de escribir, ¿podría yo ocupar el lugar del cantante de R+ como "Señor Todopoderoso"?
 
No, no he tomado setas. Mi cabeza es así.
 
"Encuentra lo que amas y deja que te mate", Charles Bukowski.

Dejando a un lado mis desvaríos mentales, ¿por qué me gusta Bukowski? La verdad es que en un principio me recordó un poco a las canciones de R+, aunque más profesional. El estilo de Bukowski (en lo que a poesía se refiere) es casi prosaico, con un deje narrativo que a mí, personalmente, me gusta. Es muy natural, de una forma que parece escrita simultáneamente al fluir del pensamiento. También me gusta el carácter pesimista, duro y marginal de su obra ("Realismo Sucio"), abordado de forma directa e incluso soez y a la vez expresado con metáforas delicadas.

Además, le gustaban los gatos.


 
 
 
 
 
 
 
 
 
...¿Se podrá llegar al nivel de Bukowski o de T.L. sin alcohol?

miércoles, 1 de junio de 2016

Ella también me quiso

En Literatura Universal estamos con las Vanguardias, haciendo especial hincapié en el surrealismo. Por eso se nos ha pedido que, a partir de una enumeración,  elaboremos un pequeño poema surrealista nosotras mismas para poner en práctica la creación de imágenes y la metáfora subjetiva.
Así que voy a dejar por aquí una muestra de mi trabajo, demasiado personal como para presentarlo para nota.


Ella es mi reina cuando juego al ajedrez.
La hamaca del jardín que quisiera tener si tuviese jardín.
Una caja de chocolates que se acaba con demasiada rapidez.
Ella es la sombra de un abedul en un día de bochorno.
La franja morada de la bandera republicana.
El olor a canela del arroz con leche.
Es una clase de Plástica de creación libre.
Canadá en un día de nieve.
Brisa marina en la estepa castellana.
Ella, una alpaca con complejo de cabra montesa.


"Ella también me quiso", Ismael Álvarez

jueves, 31 de marzo de 2016

La Metamorfosis

Hace poco leímos La Metamorfosis de Kafka en Literatura Universal. Como trabajo para Semana Santa (o vacaciones de primavera) tuvimos que escribir nosotrxs nuestra propia metamorfosis. Y yo, incapaz de alejar mi mente de los siempre presentes puntos flacos de la sociedad en la que vivo, escribí esto.


Cuando Gerardo de Diego Montoya abrió los ojos, tras aquella noche de la que él no conservaba recuerdo alguno, no notó nada fuera de lo común. A pesar de haber dormido más de diez horas y de haber ignorado el despertador que había sonado hacía cuatro – durante hora y media y a máximo volumen –, seguía teniendo sueño. Como siempre desde hacía quince años.

sábado, 12 de marzo de 2016

Un poco de feminazismo semanal

Este martes fue el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Desde el Ayuntamiento se organizó un acto a mediodía para que el alumnado de los institutos escribiera un manifiesto propio y lo leyera públicamente.

En nuestro instituto, desgraciadamente, se avisó tarde - o no con suficiente tiempo - y nos lo dieron todo preparado desde la Biblioteca. Leímos un texto de Eduardo Galeano (Si él hubiera nacido mujer) y algunos poemas de Antía Otero.

Hubiese sido mucho más digno para nuestro instituto (del que sólo fue mi clase) que nos hubieran dejado leer primero. En el otro, cada uno, o cada dos, o cada tres, prepararon su propio manifiesto, escribieron sus propias redacciones, se expresaron como quisieron. A nosotras nos lo dieron todo mascado y yo personalmente - el resto no sé - me sentí muy avergonzada, no solo por no haber tenido la ocasión de leer algo de mi propia cosecha, sino por otras razones a mi entender más indignantes todavía.

En mi clase las chicas somos mayoría absoluta, los superamos veintidós a seis. De seis alumnos, al acto vinieron dos. El resto se había "olvidado la autorización en casa". Es cierto que un par de chicas tampoco vinieron, pero no es lo mismo. Me parece muy feo, incluso insultante, el que desde la parte masculina de mi clase - en contraposición a la paridad del otro instituto - se muestre una tan clara y descarada indiferencia, rozando el desdén, ante la lucha feminista. De hecho, los dos compañeros que vinieron con nosotras vinieron únicamente para darnos apoyo moral o algo así - que ya es más que los otros cuatro -, porque creo recordar que no leyeron nada.

Dejando a un lado la vergüenza que siento todavía ahora, y a pesar de que en el momento de estar escuchando los escritos de las demás personas sentí una sincera admiración, quisiera hacer una pequeñísima crítica y a partir de ella aprovechar para redactar ahora lo que debería haber tenido preparado para leer el martes.

El tema general de los ya mencionados manifiestos giraba sobretodo en torno al papel de la mujer como madre y de la infravaloración del trabajo doméstico en la sociedad. También en un par de ellos se trataban los cánones de belleza impuestos por el patriarcado. Creo que es normal que, siendo estudiantes quienes los escribieron, se trate algo cercano, que les afecte directamente. Pero leer cinco, seis o más manifiestos en los que se habla de lo mismo y en los que además no aparecen términos importantes como "feminismo" o "patriarcado" me parece un poco superfluo e insustancial, teniendo en cuenta todos los aspectos en los que nos enfrentamos a una injustificada desigualdad.

Con esto no quiero infravalorar el esfuerzo de las alumnas y alumnos del otro instituto; como ya he dicho, hicieron más que nosotras. Sin embargo, yo hubiera - de haber tenido tiempo - cubierto algunos otros ámbitos también relacionados con la adolescencia.

Me refiero, por ejemplo, a la friendzone. Este término se utiliza mucho últimamente, en mi experiencia personal para reírse de un chico/hombre si tiene amigas mujeres que son solo sus amigas. La friendzone obedece a la popular creencia patriarcal de que si eres "bueno" con las mujeres, ellas te recompensarán con "muestras de afecto" (desde un beso hasta amor incondicional eterno, pasando por permiso de manoseo y puede que algún "favor"), y si no, entonces son "unas zorras frígidas feminazis desagradecidas que solo quieren ver el mundo arder".

Esto me lleva a hablar de otra materia muy común cuando se habla de adolescentes. No es ningún secreto que la actividad que más tiempo consume en la vida de un adolescente es la autocomplacencia. Nos lo recuerdan todos los días en la televisión, ya sea en películas, series... ¿Y en qué se recrea el adolescente estándar para ello? ¿Utilizar su imaginación? ¿Literatura erótica? Já. No.

La pornografía, por mucho que duela, es importante en la adolescencia. Es el primer paso hacia lo desconocido, la forma de aprender de lo más llamativo - al menos en ese momento - del mundo adulto sin tener que pasar vergüenza al preguntar. Pero, ¿qué es lo que aprende el adolescente estándar viendo porno?
  1. Que la principal función de la mujer en la sociedad es como fuente de placer.
  2. Que si un hombre es agradable con una mujer, ella debe recompensarlo adecuadamente.
  3. Que los genitales son todos iguales. Los femeninos, los masculinos no.
  4. Que una mujer solo es sexualmente atractiva si no tiene un solo pelo en el cuerpo - excepto en la cabeza - y si tapa con maquillaje cualquier imperfección facial (aunque eso no es exclusivo del porno).
  5. Que las mujeres no tienen vello púbico (aunque eso las haga más vulnerables a las ETS).
  6. Que en realidad la palabra "mujer" es un eufemismo. El término correcto es "puta"/"zorra"/"guarra" y sus respectivos derivados en "-illa".
  7. Que las mujeres se sienten sexualmente atraídas por todo lo que se mueve.
  8. Que las mujeres se excitan inevitablemente ante comportamientos violentos y/o denigrantes.
  9. Que cuando ella no quiere tener sexo en realidad sí quiere, por lo que el hombre está autorizado a abusar de ella sin tener que sufrir consecuencias después, ya que resulta que tiene un pene todopoderoso y ella lo disfruta enormemente.
  10. Que la vida de las mujeres gira en torno al pene del hombre, que da sentido a su existencia.
Así, en el improbable caso de que el adolescente estándar hubiese permanecido hasta ese momento en una burbuja que suavizara los efectos del patriarcado, en cuanto llega a la etapa de la efervescencia hormonal y la insaciabilidad esa burbuja explota y toda la porquería lo ahoga de repente sin darle tiempo a cubrirse.
 
Y ahora llega mi pregunta: ¿Qué pasa con las adolescentes? Es un hecho ya asimilado mundialmente que el adolescente estándar se masturba. Puede incluso decirlo abiertamente a otras personas. En el instituto se oyen alusiones al respecto todos los días. Hace poco, en el aula de al lado tuvieron un debate interesantísimo en horas de clase acerca de cómo eyaculan los hombres, y cada uno dio su visión individual con sus experiencias personales como base.
 
¿Y nosotras? ¿Qué relación tienen las adolescentes con la autocomplacencia y la pornografía? ¿Qué pasa si alguna se ve atrapada en "vicios de hombre" y accidentalmente se le escapa algo fuera (o dentro) de su casa? ¿Si se muestra interesada en algo relacionado con el sexo? ¿Si se masturba? ¿Si disfruta de su etapa de efervescencia hormonal e insaciabilidad al igual que hacen sus contemporáneos varones?
 
Probablemente se la tachará de "puta". Será víctima de miradas de asco, de desaprobación por parte de su familia, de burlas por intentar formar parte de un mundo que no es el suyo, un mundo de hombres. Las mujeres la rechazarán por abandonarse a los "impulsos animales" ante los que solo pueden ceder ellos y los hombres la rechazarán por ser una mujer sin femineidad. Dejará de ser una "chica respetable".

Como quiero pasar a otro tema en relación con esto, termino con un discurso de la pornógrafa feminista sueca Erika Lust.
 
 

Pasemos ahora a hablar de "mujeres respetables". Las prostitutas. Más comúnmente conocidas como "putas", "zorras", "furcias" o "fulanas". Es interesante el hecho de que la mayor parte de la gente que defiende que la prostitución es un trabajo digno se refiere a ellas con esos términos, casi siempre acompañados de una risita gilipollas al final (perdón por el epíteto sincero grosero).  
 
También es llamativo que todas esas personas "igualitarias" - hombres y mujeres - que creen que el feminismo es discriminatorio (porque no saben lo que es) están en contra de la abolición de la prostitución, ya que la consideran una represión de las libertades humanas. Y sin embargo, esas mujeres "igualitarias" se ofenden si por alguna razón se las compara con esas otras mujeres de tan digna profesión, y esos hombres "igualitarios" consideran una ofensa hacia las mujeres "normales" compararlas con las prostitutas.

¿Por qué tanto interés en defender hipócritamente la "libertad" sexual de las mujeres que ejercen la prostitución si después critican a todas las demás que mantienen relaciones con "demasiados" hombres? ¿Por qué defender el derecho de las mujeres a prostituirse para después ignorar su existencia o volcar desprecio en ella?

El año pasado, uno de mis compañeros decía que si una mujer disfrutaba del sexo y quería ganar dinero con ello, que él lo veía bien. Pero lo que se vende en la prostitución no es sexo, son mujeres. Cuando se paga a una prostituta, se está comprando a una persona. La prostitución es esclavitud. Y ella conlleva trato con mafias, tráfico de mujeres, secuestros, chantajes... Y no solo se prostituyen mujeres, también niñas. Y niños. 

Pero mi pregunta real es: ¿por qué se critica a las prostitutas y no a quienes las compran? Si no hay clientes, no hay prostitución. Y hasta que los hombres no dejen de comprar mujeres, no podrá haber igualdad.

Seguid llamándonos "feminazis".


miércoles, 2 de marzo de 2016

Jérôme & CO.

Están echando Deadpool en el cine y yo aún no he ido a verla. "Cuando tengamos coche y dinero", ha dicho mi madre.

Esta tarde he hecho el examen de Lengua Castellana y Literatura. Dejando a un lado el hecho de que no llegaban los asientos del salón de actos para todo el mundo y que tres chicas y yo tuvimos que hacer el examen en el escenario, no estuvo del todo mal. Me había estresado más de lo necesario.

Por alguna extraña razón, últimamente me cuesta escribir, pero soy más propensa a ello. Quiero decir que escribo más, pero peor... o algo así. Por ejemplo, mi última redacción de Inglés. Sí, vale que la profesora me puso un diez, pero tuve varios fallos tontos y me comí la mitad de una frase. La mitad.

Otro ejemplo: Ricardo y Gael. No sé si alguien se acuerda de Ricardo y Gael. Escribí una entrada sobre ellos hace bastante tiempo. Es inútil buscarla, me dio vergüenza ajena y la borré. El caso es que los personajes me gustaron, tomaron forma en mi mente y decidí sacarles provecho. Como a Jérôme.
Jérôme. ¿He hablado de él alguna vez? Supongo que no.

Conocí a Jérôme cuando él decidió darse un paseo por mi subconsciencia una noche de verano. Puede parecer raro hablar de "él" como una persona cuando simplemente es una idea, pero aunque sea intangible y con casi total seguridad inexistente, es una persona.

El caso es que Jérôme apareció de repente en mis sueños y resultó ser la única cosa coherente. Cuando me desperté a la mañana siguiente, tenía un vago recuerdo de él, pero no conseguía recordar su nombre - solo que era francés. Así que lo llamé Gérard. Quise escribir algo sobre él en base a lo poco de lo que me acordaba, pero el nombre no me cuadraba y no era capaz. Estuve semanas intentando sin éxito recordarlo para poder escribir, hasta que él apareció de nuevo mientras dormía única y exclusivamente para decirme su nombre.

Cambié "Gérard" por "Jérôme" en todos mis escritos, y él siguió apareciendo todas las noches. Pero aun así no fui capaz de progresar ni un poco. Escribí un montón de primeros párrafos, pero ninguno era lo suficientemente bueno para Jérôme. Era mi mejor creación. Nunca mi cerebro podría haber imaginado a alguien tan perfecto. No una perfección física ni moral, no. Jérôme no era ningún ejemplo a seguir; era como un genio malvado, un psicópata misántropo en toda regla. Pero tenía una mente tan maravillosa, era un personaje tan, tan completo... Con sus virtudes, sus defectos, sus problemas mentales, sus manías, sus coletillas, sus miradas inteligentes cargadas de significado...

Demasiado perfecto para ser un personaje creado por mi subconsciencia. Intenté una y otra vez escribir algo digno de su magnificencia, pero todo era demasiado irreal, amorfo y carente de significado en comparación con mi maravilloso Jérôme, quien todavía me visita de vez en cuando para animarme a encontrarle un sitio en el que quedarse.

Espero que no me pase lo mismo con Ricardo y Gael.




domingo, 14 de febrero de 2016

Ficción VS Realidad

[CUIDADO: posibles spoilers de Shameless (US)]


Tengo la sensación de que mis problemas mentales han crecido últimamente. A principios de enero me sentía muchísimo más madura y estaba dispuesta a esforzarme en clase, a limpiar a fondo mi habitación y conservarla ordenada e impecable el resto del año, a salir de casa un poco más y, sobretodo, a mantener mi mente alejada de cosas innecesarias y ajenas a mis responsabilidades. 
Ja. Yo y mis utopías. Estamos a mediados de febrero, apenas he salido de casa más de lo necesario, mi habitación sigue igual que el año pasado y en clase más de lo mismo. Y mi cabeza está cada vez peor. Yo pretendía (en realidad no) quitarme de la cabeza todas esas estúpidas obsesiones y aquí estoy, con la angustia matándome mientras escribo porque empecé (y terminé) a ver Shameless y ciertos personajes me destrozaron el corazoncito al final de la quinta temporada.
Mi estúpida tendencia a establecer vínculos sentimentales con personajes ficticios a menudo me hace faenas como esta y me deprimo durante algún tiempo, relativo al nivel de obsesión (y teniendo en cuenta que he estado viendo media temporada cada día, va a ser bastante). Ian y Mickey parecían ser los únicos que al fin conseguirían un poco de felicidad, pero pasó lo que pasó y, a pesar de ser tan sólo una serie, me afectó demasiado incluso para ser yo. Cuando empecé a ver Shameless no se me habría ni pasado por la cabeza que el macarra de barrio de Mickey Milkovich (Noel Fisher) pudiera llegar a ser mi personaje favorito. Ahora estoy aquí, llorando porque su relación no funciona y llorando más aún porque estoy deprimida sin razón lógica. Ian Gallagher y Mickey Milkovich no existen, son personajes ficticios interpretados por actores con su propia vida, pero mi cerebro no acaba de procesarlo y me toca esperar a que se me pase el bajón.